Somos territorio

Un urdido de memorias.
El presente habitado por el pasado, el pueblo caminando el futuro, no en movimiento rectilíneo sino en caracol. Las y los hijos del maíz ofrendando el cuerpo y la palabra, la tierra y el espíritu, la fuerza y la energía; una existencia que encarna la existencia misma de la vida.

El esplendor de una cultura nacida de su relación con la naturaleza, su cosmovisión y espiritualidad son elementos que las personas mayas penínsulares, descendientes de los antiguos, conservan a pesar de los momentos históricos en que sus modos de vida han sido sojuzgados.

Se mantienen manifestaciones íntimas de la cultura que las enraíza en su territorio, proveyéndoles de una identidad única. Somos Territorio surge como un esfuerzo por dar voz e imagen a esa esencia.

Es una iniciativa de comunicación construida colectivamente con y para comunidades de la región centro-occidente del estado de Quintana Roo, México, en la que mujeres y hombres, juventudes y adult@s reflexionaron sobre su ser maya, su herencia y la reproducción de saberes ancestrales que florecen a partir de su relación intrínseca con la tierra y sus iguales.

Esa cavilación les empuja a mirarse por dentro y palparse, y reconocer la importancia de la vindicación. Las autoras y autores de los contenidos elaborados y difundidos mediante una campaña social de comunicación, y ahora con mucho agrado exhibidos por el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible en el micrositio Somos Territorio, recurrieron a la memoria de sus comunidades recuperando la indisoluble relación de la tierra y el cielo a través de la ceremonia del Ch’a’ Cháak, reconociendo la importancia del conocimiento de la herbolaria, de la sabiduría de la partera y del tradicional Jéets méek, en donde mujeres y hombres son iniciados en el rol cultural y social que se espera según su género.

Asimismo, a través de la imagen fija de una fotografía lograron transmitir el movimiento del maíz, el intercambio de saberes entre generaciones, la dulzura del corazón de las cuidadoras de la Xunáan Kaab y las relaciones materiales y espirituales tejidas con un entorno cocreado de selvas y milpas mayas. ¡Ah! Y no menos importente, la dignidad de un pueblo.

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Escenarios

El municipio de José María Morelos (JMM) representa el 3.4% del territorio de la Península de Yucatán y el 10.7% del estado de Quintana Roo (Inegi, 2014); la mayor parte de la tierra es de propiedad social, distribuida en 63 ejidos.  JMM alberga el 2.5% de la población estatal. De sus 37,502 habitantes, el 49% son mujeres y el 51% hombres (Inegi, 2015); el 90.56% se considera indígena y el 54% habla una lengua indígena, principalmente maya, y alrededor del 60% vive en localidades rurales (Inegi, 2015). La vida de las comunidades se delibera en asambleas comunitarias y ejidales, y bajo un sistema político “liberal”, representado por partidos. 

En las comunidades de JMM predominan las selvas en algún estado sucesional y la agricultura de temporal o milpas, albergando el 28% de la superficie forestal estatal y amplios esquemas de conservación de la naturaleza. Entre las actividades productivo-económicas predominantes está la apicultura, la agricultura para el abasto familiar y la comercialización, la fruticultura y el aprovechamiento forestal maderable y no maderable.

La edad mediana de la población de JMM es de 23 años, 3 años por debajo de la media estatal, ubicándolo entre los “municipios jóvenes” de la entidad (Inegi, 2015). Sin embargo, el rezago educativo es una realidad alarmante: para el 2015 el 70% de las mujeres y 67% de los hombres de 15 años y más no habían completado la educación secundaria (Semarnat/Conabio, 2019), y en general, un 63% de la población de 3 años y más no asistía a la escuela (Inegi, 2015).

Por otra parte, sólo el 19.25% de las mujeres tenían, en 2015, una “Participación Económicamente Activa” (Semarnat/Conabio, 2019), evidenciándose en materia de educación y participación desigualdades estructurales y aquellas reforzadas por estereotipos de género y enfoques colonialistas.

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